A mi nadie me lo dijo, me lo dije a mí misma..la verdad, me lo llevaba diciendo desde que juntos vimos la luz.
Y creo que no me equivoqué. A veces las cosas tienden a un infinito oscuro, a un infinito finito. Tienden en sí a una paradoja, que es mejor no vivirla.
Nuestras vidas eran una paradoja en los últimos meses, porque, la verdad, estaban repletas de extrañas situaciones, y de ese modo que elegimos, o que no elegimos matamos lo único que nos pertenecía a todos en común.
Para mi ya no es triste, y ¿para vosotros?
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